Cenizas de Otoño

Mientras algunos nos vamos entre lágrimas y gritos, tú te fuiste casi sin hacer ruido: voz tenue, respiración dolorosa, enconchado como bebé. Me vi a mí mismo en ti y vi a los que se ven en mí también en ti. En aquellos días, la ciudad ardía y el viento de Santa Ana esparcía cenizas alrededor de Tijuana. Donde tú terminas yo empiezo algo que aún no conozco. Cuando te alcance, ¿quién continuará con lo que empiezo hoy?