De Puercos

George Bernard Shaw dijo, "I learned long ago, never wrestle with a pig. You get dirty, and besides, the pig likes it." Si habremos de revolcarnos, tendrá que valer la pena. La próxima, si ocurre, será una experiencia inolvidable y puerca, como nuestras conciencias.

La Diosa de Los Angeles

Su nombre pudo haber sido: Marina, Karina o Julia. Sus ojos cafés y pelo ondulado con aires de rebeldía. Su cicatriz en la frente que acentúaba la extraña atracción de su cara. La inolvidable clase de inglés que nos unió para trabajar en pareja. El coreano que quizo unirse a nosotros, pero ella le dijo que estábamos completos. Solos los dos en cualquier lugar de aquella urbe apestosa. Ella amaba la música de Joe Cocker y Three Dog Night, entre otros clásicos. La recuerdo saliendo de un baño público con su swéter de anciana—tejido con estambre blanco—levantado hasta arriba del ombligo, sonriendo inocentemente como si nada pasara. Sonrisa que persuadía a soñar lo imposible. Ella era ella; no deseaba aparentar ser otra. Un día se escurrió de las manos sin dejar pistas. Solamente recuerdo que ella era del este de Los Angeles. Al cerrar los ojos fuertemente, veo ligeros destellos de lo que pudo ser su rostro.