Escritor Fracasado

Friday, January 12, 2007

Pude haberla...

Era rubia. No era tan cara bella, pero atraía. Traje de baño rojo que cubría su dignidad en la alberca o el sauna. No recuerdo su nombre, pero la puedo llamar Pepita. Paseábamos y hacíamos tantas cosas juntos. Íbamos al gimnasio y otros eventos. No hubo ningún roce fuera de lo normal hasta que fuimos a un festival de música y comida. En esa ocasión la tomé de la mano, aceptó y caminamos así durante todo el festival. Salimos a ver un par de películas en los próximos días. No besos, solamente contacto de manos. Llegaba a casa nervioso con erecciones e ilusiones. Imaginaba cómo iba a ser cuando hubiera acción, pero no apresuraba las cosas. Cuando le contaba a mi amigo, éste me decía: “no seas pendejo… ya quiere.” Esto no me apresuraba.

Pepita buscaba trabajo pero no encontraba porque no tenía “papeles.” Decía que perdió su trabajo anterior por envidias. Una fulana la delató con el dueño diciéndole que no tenía papeles para trabajar. Pepita me pedía prestado y prometía pagarme cuando encontrara trabajo. A veces le prestaba $20, a veces $40 (según lo que el cajero automático me diera). Yo tampoco tenía mucho dinero, pero sí más que ella. Aunque soy tacaño, no me importaba prestarle. Ella era otra cosa.

Una vez la invité a casa cuando no había nadie. Escuchamos música. Ella se paseaba nerviosa por mi habitación. Miraba la cantidad de objetos y tonterías que conservaba ahí. Parecía que estaba en un museo de objetos raros. Se seguía paseando lentamente. Pepita traía una sudadera (sweater) que le cubría la mitad de sus nalgas macizas y redondeadas. Cada vez que giraba por la habitación se levantaba la sudadera hasta la cintura y mostraba las nalgas completas. Ella lo hacia de una manera tan sutil que parecía un reflejo natural sin ningún morbo. Recuerdo que sus nalgas estaban aprisionadas por un pantalón color rojo vivo. Yo las veía con discreción (de reojo) y sentía un calor en mi piel. Sentía que el corazón latía más fuerte. Aún así, no le propuse nada. Lo pensé varias veces, pero al final nada. Después de, no sé, semanas o meses, me dice que se regresa a México porque aquí no puede encontrar trabajo. Salimos por última vez. No lo recuerdo, pero era un lugar oscuro como a donde van las parejas a hacer sus cosas. Hablamos y hablamos por largo rato dentro del auto.

—Mi vuelo sale mañana para Guadalajara.

—¿Sí?

—Necesito que me des tu dirección para enviarte lo que te debo.

—No te preocupes… pero te doy mi dirección. Bueno, y mi teléfono ya lo tienes.

Se apoyaba en mí. Me tomaba mi brazo con sus dos manos. Paseaba la palma de su mano desde mi hombro hasta mi mano. Callábamos, no decíamos nada. Su mano se deslizaba por mi brazo. Me miraba a la cara en silencio. No sé si esperaba que le dijera que no se fuera o solamente era obra de mi imaginación estéril . El silencio seguía y seguía mientras sus manos traviesas jugaban con mis brazos. Si acaso dije algo, posiblemente fueron frases triviales. Ni siquiera recuerdo la despedida. No sé que pasó. Se fue al día siguiente.

GANANCIA: tres o cuatro fotos, una caja de un CD sin el CD, ni la portada adentro, y mucho espacio en mi bolsas donde pudiera haber tenido 20 ó 25 billetes de $20. Y según mi amigo, (¿Se te fue viva? ¡Pendejo!) me quedó mucho líquido seminal almacenado.

3 Comments:

  • - Escribis bien... todavía no entiendo por qué nadie te deja comentarios.

    - Me encantaría que un día apareciese Pepita y te dejase uno... pero en ese caso ya no pdrías hacer alarde del fracaso... así que mejor dejemos las cosas como están.

    By Anonymous Anonymous, at Tue Apr 10, 06:46:00 AM PDT  

  • ¿ya no? posteee señor...

    By Blogger Consuelo Cervantes, at Wed Jun 20, 08:34:00 AM PDT  

  • q marico eres...
    ojala yo alguna vez hubiera tenido una novia...
    ojala algun dia tuviese una novia...
    no la dejaria ir para luego montar un blog de segunda para quejarme y chillar acerca de como se me escapo...

    By Anonymous Anonymous, at Tue Feb 12, 01:09:00 PM PST  

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